César Vallejo

Una médula esculpida en la pared

traza ventiscas en ventanas grises

la pareidolia fantasea con eclipses

un niño huele a cebolla y tiene sed.

Hamburguesa vertebrada, ¿pide usted?

Sin importar el agua que precise

total, hambre hay en todos los países

luz, acción y pelvis en pornografía LED.

Doy me gusta a rosadas cicatrices: 

pobre promesa de poeta poseído

bajo tumba digital, campo travieso

descomposición solar, humus y lombrices.

Te leo, Vallejo, leal adolorido

en ocaso dilatado, agónico y tieso.

PABLO NERUDA

Neruda, viejo amigo… ¿por qué fue lo que hiciste?

sabrás que por estas calles circulan banderas 

secuestradas. Tierra de cristales pedregosos

como el viento cuando el frío desnuda su deshielo.

Neruda avergonzado en boca fresca escarabajo

matutino que marea y ara como un barco 

que ventila al mundo mudo de océano o harapo

donde después pasa la noche orinando oscuro

como astros absolutos de palotes en las rocas

insomnes lagrimeando verdades en revistas

que a nadie le interesan austral a todo campo

de funestos funerales y esfumadas fumarolas

de testículos de cedro donde años atrás

locomotoras fumaban pétalos de lluvia.

RUBÉN DARÍO

El paraíso centauro bajo cantimplora azul

siendo aroma aire ensimismado en su flor arbórea

sembró Darío fiesta olor arándano, color blue,

siempre el rapsoda va de brindis con la aurora.

Migajas de parnaso adolorido: ¡Sacre bleu!

succionando versos con sopapo sin aureola

de embarcaciones con envidia, eclipse y pus

fuiste mamífero tenaz lácteo de la areola.

Cruje el Júpiter terráqueo entre guerra comercial

consignando cisnes bajo oídos de los ríos

de útero bicorne: juglar en crisis vocacional

un notario silva un timbre: (madre, tengo frío)

sensitiva sensación de dolor sensacional

adjunto desolado, Lorca dice: Rubén Darío.

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