escucho la música

y me pongo rebelde

pero ya no tengo edad

para ser rebelde

ninguno

de los que esta acá

tiene edad para serlo

soy el poema más cruel de la habitación

he vivido en casas vacías

con el techo partido por la mitad

sin dinero

para comer

para lavar la ropa

y conseguir un trabajo

de medio tiempo

en un centro comercial

o en un supermercado

sin amigos

a los que llamar por teléfono

y decir:

«estoy destrozada»

mi día

se reduce a sangrar

en un espejo 

boca abajo

mientras pasan los meses

como un manual

de primeros auxilios

y se delatan los signos de tortura

en el rostro

tal como el moho

en mi ropa

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